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Where were you?

Tuvo que suceder un drástico cambio de temperatura en el edén tabasqueño (17º!, impensable) para de golpe, sacudirme los prejuicios, recobrar una pizca del alma de niño y consecuentemente, recordarme que tengo una especie de bitácora-psiquiatra-confesionario-ociómetro, donde a veces con delicadeza y otras con tosquedad, pego las mariposas, polillas y mosquitos que me rodean a cada segundo y logro cazar en un inusual alarde de destreza mental.

Irónicamente se dice que para ser feliz basta con tener mala memoria; bueno, no me considero una persona categóricamente feliz y a pesar de eso la memoria no me suele acompañar tan seguido, especialmente en esos instantes en los que la presión pública, los pesares rutinarios o las plegarias temerosas me obligan a abrir mi cuenta de Blogger y ver con desdén la falta de posts recientes, cosa triste pero no equiparable con el fenómeno posterior, la falta de palabras interesantes e ideas peculiares para impregnar una nueva carta. letras que me solían acompañar antaño en esos momentos en los que escribir era un ejercicio de exploración fascinante, donde la mente se desperdigaba en las texturas de oscuros e intrincados pasillos, extasiada al punto de desdeñar la búsqueda de alguna presunta luz al final de cada tunel recorrido.

Recuerdo haber haber sido merodeado durante hoy por muchos mosquitos, algunas polillas y tal vez un par mariposas. No recuerdo bien, pero las palmas de mis diminutas manos no han logrado capturar ninguna, dado que justo ahora no las estoy plasmando, retomando ese fenómeno enfermizo y desesperante, donde la cruz del olvido se cierne sobre mí, dejándome sólo dedos inmóviles y pensamientos olvidados, olvidables. Pero está vez no huiré despavorido hacia otros sitios virtuales llenos de color, luces brillantes y caras bonitas, al cabo que el mismo olvido se haría cargo de esa carta inconclusa, que a la postre será eliminada del buzón de borradores; no más, al menos por hoy.

La noche "fría" sobre Villahermosa me llega a erizar algunos vellos y sobre todo, hace mella en mis pies, pero dentro de mí hace fluir de alguna forma las palabras, como en los viejos tiempos. No creí que mi espiritu contrerista llegará a hacer efecto en mi inspiración tanto como lo hace en mis convicciones, pero es una idea que no me desagrada y que por el momento me mantiene todavía en este lienzo pálido, haciéndole frente a todos los momentos de deslucidez, estúpida retórica y chocante ortografía que me ahogaron vez tras vez sin compasión; no más, al menos por hoy.

Olvidaba que existe un alma viviendo dentro de mí.

¿Donde diablos me había metido?

La memoria me abrumó, me hice dependiente de la caza de bichos invisibles y no tomé en cuenta que todos vuelan alrededor mío porque me pertenecen, no necesito luchar constatemente para sentirlos míos, los puedo crear, puedo ser simplemente yo y eso estaría bien, eso bastaría.

Olvidé que las ideas sin alma no sirven de nada, son cisnes muertos.

No me sentiré tranquilo después de publicar esta entrada, quizá la última del año, da lo mismo. Porque la paz no está en cumplir con promesas pactadas, retomar el camino perdido o dejarse llevar por la satisfacción de hacer, además, no la necesito, me he quedado absorto con la textura de las paredes que repaso vez tras vez con mis trémulos dedos, en medio de la oscuridad total.

Quiero volver.


El mensaje anterior fue patrocinado por Parachutes, responsables de un par de coscorrones y sobre todo un empujón definitivo a mi necesidad invisible por retomar este siniestro camino. Ya veremos hasta cuando funciona.

Todo & Nada

Que si la UM nos hace, que si nosotros hacemos a la UM; nada hace a nada y a la vez todo hace a todo. La más sencilla de las explicaciones sería que ambos elementos se fusionan para crear –en el mejor de los casos- una simbiosis que nos forma tanto a nosotros los alumnos como a la universidad, nuestra Alma Máter, pero ¿qué sentido tiene esta cuestión? ¿acaso no es más de uno de los millones de ejemplos de procesos conjuntos en los que nuestra relación con otra persona, institución, mascota, símbolo, etc. nos va marcando de a poco mientras pasamos los días en la tierra? no es nada especial.

Dejémonos un poco de definiciones y concentrémonos en la implicación de nuestras interrogantes, ¿es que acaso nuestra estancia en este sitio nos ha hecho perder la dimensión real de las cosas? La UM seguiría funcionando igual estemos o no, nos vayamos o nos quedemos, cada uno cumple un rol en el engrane de la burbuja y para bien y para mal, la longevidad de este sistema es lo suficientemente extensa para que pasemos desapercibidos . Aunque no estuviésemos en este lugar, tendríamos que madurar progresivamente de alguna forma, todo tiene su tiempo y lugar… ahora bien, ya estando aquí y siendo marcados de forma inevitable, el decorado del qué importa menos que la puesta en práctica del concepto; la pregunta aquí es ¿cuál es nuestra postura frente al fenómeno?

Todo hace a todo, nada hace a nada.

FeCal strikes back

No cabe duda que el gobierno de la República no escatima en esfuerzos por provocar un estallido social, para hacer buenos los pronósticos más oscuros que se ciernen sobre el 2010, año del bicentenario de la Independencia, centenario de la Revolución.

El nuevo plan fiscal, cuya insignia es la creación de un impuesto del 2% al consumo, medida contra todo sentido común, propuesta para "combatir la pobreza", denota el cinismo del ejecutivo por pretender que sea el país el encargado de exprimir el gasto, para lidiar con una crisis desbocada gracias a la especulación de empresarios en las alta esferas, en franca complicidad con el Estado. Cuidando del mantenimiento de los derechos fiscales de los círculos altos, único sector que mantiene su status ante la crisis, estas nuevas medidas con base en la recolección masiva y el aumento a la gasolina, perjudicarán curiosamente, ¡a los más pobres!

Por si fuera poco, para rayar en la más burda comicidad, tanto Gómez Mont en el congreso como Calderón desde Juan de Grijalva, Chiapas -donde se come muy buen pescado- como inmaculados monaguillos, llaman a la "unidad" nacional, el acatamiento indiscutible de la nueva reforma y el silencio total a cualquier voz disidente que busque el debate, todo en aras del bien común, "por la patria". Pero que par de payasos baratos de fiestas infantiles.

Cual Bush ansioso por privatizar Medio Oriente después del 9/11, Calderón aprovecha las fiestas patrias para -con patadas de ahogado- apelar a un espíritu nacional desgastadísimo y marcado por la miseria, el miedo y la incertidumbre, esperando que la magnificencia del desfile militar del 16 cale un poco en las conciencias más volubles y "sensatas".

Duro se presenta el futuro mientras mucho del descontento del país se traduce en un fuerte ¡espurio! durante los llamados de Fecal a gritar ¡viva! la noche del 15, en una ceremonia fría y desabrida, fiel reflejo de los tiempos que corren, y aunque los fuegos artificiles mitiguen por instantes el dolor y la pesadumbre de algunos, esta administración tendrá que pensar en soluciones más efectivas que luces de colores para enfrentar la avalancha de incorfomidad social que se le viene encima, si es que tiene cabeza para eso.

"Tú hueles a tragedia, tierra mía,
y sin embargo ríes demasiado,
acaso porque sabes que la risa
es la envoltura de un dolor callado".

Ricardo López Méndez
extracto de "México, creo en ti"

Sacada del baúl, esta ligerita entrevista hecha al profesor -y pastor- Alberto Moncada hace algunos meses, y rechazada (beto a saber por que) por cierto suplemento periodístico escolar que hoy por hoy se empolva dentro de varias cajas, en alguna bodega de la escuela de Artcom:

Profesor, la tecnología ha vuelto al torrente informativo más extenso y abarcante…
Por un lado está muy bien, si tienes más información tienes más opciones para contrastar información de diversas fuentes, el problemas es que con mucha frecuencia los noticiarios te simplifican, te toman como menor de edad, una información que te tardaría tres horas en discutir, ellos te la resumen en tres minutos.

¿Entonces la prioridad recae en la audiencia y su educación respecto al consumo de información?
A estas alturas, la pelota está en la cancha del espectador, si seguimos dejando que nos eduquen y que nos traten así, pues es nuestra bronca, porque el noticiario finalmente es un proyecto comercial, depende de uno si quiere conformarse con un ingrediente para su menú.
Desde esa perspectiva, los medios ejercen su labor de forma normal y sin fallos…
Está correcto desde el punto de vista empresarial, desde el punto de vista periodístico no. Tu los ves en la tele o los escuchas en la radio, y todos responden a un interés muy particular, los nuestros que son medios institucionales responden a una política, eso no quiere decir necesariamente que estén mal, pero es mucho más fácil que tiendan hacia un extremo.

¿Cuáles son los principales vicios del comunicador actualmente?
La simplificación, la interpretación, que te digieran la información y tomen decisiones por ti, otra sería francamente la manipulación y también están los que se venden, los llamados ‘intelectuales orgánicos’, que son parte del sistema y lo replican, también están los que ha comercializado la información al grado de convertirla en show, y entonces nace una competencia por la nota más escandalosa.

El empleo de las nuevas tecnologías ¿refuerza o combate estos vicios?
Las tecnologías están funcionando como caja de resonancia, amplifican los defectos y virtudes, por un lado está el fácil acceso a la información, mientras que como defecto está el hecho de que, en el caso de la web, sea un medio de replicación sin crítica, muchos dicen que en la red hay mucha información pero la mayoría no es original, puras réplicas.

Generaciones de periodistas y comunicadores salen cada año y se topan con las mismas problemáticas ¿que medidas se puedan tomar desde las aulas para contrarrestar estos vicios?
Una de las problemáticas es que este círculo vicioso trae al aula estudiantes que no son consumidores inteligentes de los medios, estonces es difícil corregir en cuatro años de nivel superior todo lo que no hiciste en 12 años anteriores. Tienes que invertir un par de años en quitar todo eso, y apenas queda uno o dos para comenzar la formación, estás en desventaja. Con todo y eso las aulas tienen mucho quehacer, la estrategia sería que en aula pudieras hacer justo lo que no hiciste en todos los años: contrastar, leer de todo, experimentar, que pudieras tener una amplia variedad de alternativas, que tomes consciencia y compromiso.

¿Y que pasa cuando salimos al mundo real y no es cómo nos lo pintamos en la escuela?
Ese siempre es un dilema difícil y no todos lo aprueban. Hay un puñadito de comunicadores que siguen independientes, que nunca vendieron su alma al diablo, la mayoría acaba por ceder ante las presiones laborales, prometiéndose que algún día escribirán bien, pero es difícil. Una de las cuestiones sería que tu entraras al medio que fuera manteniendo un nivel ético incuestionable, al grado de salirte de ahí si el medio no armoniza, pero eso ya no depende del grado de formación o excelencia, es un compromiso propio.

¿Cuales son los principales retos del comunicador de cara a este panorama tan complejo como atrayente?
El gran reto es como ofrecer un producto atractivo y nutritivo a la vez, presentar información verdaderamente relevante y que a su vez cautive al espectador.
________

Disculpas al profesor por el méndigo desaire, aunque cabe decir que es más probable que esta charla sea leída dentro de este mínimo blog que en las páginas impresas de aquel suplemento.

Próximamente un nuevo intento por sacar este documento a la verdadera luz, ahora vía podcast.

Ese cansancio

Era cuestión de tiempo y sucedió. Volvimos a esperar por algo, lo que sea que nos haga creer de nuevo en nuestros sueños pausados y gastados, anhelando un cambio imperceptible, una renovación invisible de una realidad que no cambia y a la que sólo se anexan otros rostros extraños que de a poco adoptarán nuestros gestos, ceños y la rutina de un periodo que por definición tenía que perder su encanto y vivencialidad.

Ya no basta sólo tiempo para lidiar con ese cansancio característico, creciente a la vez que los semestres transcurren. Mientras tanto seguimos siendo los mismos, inflados por las guerrillas ganadas, hastiados pero desafiantes, dispuestos a reflexionar sobre aquel detalle que se nos pasó y se nos volverá a pasar, a la expectativa de ese dato "imprescindible" por aprender o el consejo determinante pero siempre moldeable.

Esperando todo y nada a la vez, no queda más que lidiar con el toro una vez más, a sabiendas que de nuestro tiempo en este sitio poco queda, si es que la idea de motivante pueda funcionar.

Back In Artcom

Buscamos una tregua sin ceder, un ideal sin replantear y una meta sin sudar; más nos valiera cambiar, pues como dijo Einstein, la educación es lo que queda después de olvidar lo aprendido en la escuela.

Navegando de mañana, quitándome las lagañas todavía, di con la crítica que José Arce publicó en LaButaca.net respecto a la nueva entrega de la saga Transformers, estrenada -relativamente- hace poco. Frente al aluvión de comentarios respecto al texto de Arce, caí en la tentación de anexar el mío, aunque no acostumbro a dejar mi opinión en cada artículo o subproducto que me encuentre en la red, para después recordar que tengo un blog que pasa hambre desde hace meses, así que con tal de poner "algo" usé el celebre copy-paste.


En síntesis, un dardo más a la capacidad de directores como Michael Bay o Roland Emmerich para, simplemente hacer cine, como a nosotros como consumidores.

Desgraciadamente hoy en día valen más los efectos especiales que la trama, los cuerpazos en pantalla que un guión sublime. El cine de entretenimiento ha sido tan malo durante los últimos tiempos que ya se nos olvidó que también se puede hacer buen cine de acción, no como las pifias de Michael Bay, sinceramente un insulto a las inteligencias que van a ver la pantalla, pagando por ver cine “sin pretenciones” que en realidad son tomadas de pelo producto de la inoperancia de los realizadores por ofertar un buen producto, entretenido, apasionante, impresionante y disfrutable.

Ahi están Christopher Nolan (Memento, The Dark Knight) y David Fincher (Se7en, Fight Club) por ejemplo, que si bien no son en exceso brillantes tienen oficio y CEREBRO para crear obras altamente disfrutables, sin tener que recurrir al desconecte de neuronas.

No se trata solamente de divertirse sino de ser respetado como espectador. Presenciando una pelicula de Bay uno necesita liberarse de prejuicios y criterios, cuando el obligado a divertirte no es uno mismo sino el que te presente la película.

Es tan lamentable la situación con los blockbusters, que los productos chafas con el tiempo se han tornado “aceptables” o “divertidos”, no porque en realidad lo sean sino porque no se ha visto algo superior que devuelva las reglas de criterio a donde deben estar.

Más nos vale que nos apliquemos como espectadores, porque seguir abarrotando las salas por películas intrascendentes, infladas de marketing y vacías de espíritu, sólo fomenta el problema, ¿eso es lo que queremos? ¿qué nos repartan chupones al entrar a la sala? ¿qué nos argumenten que es pura diversión? ¿desde cuando la diversión es sinónimo de estupidez? ¿o es que nos da flojera hacernos valer como cinespectadores?

Diablos, dando una segunda leída me doy cuenta que debí hacer correcciones antes de publicarlo, me tendré que quedar con esta versión.

Un cambio

Es obvio que entre más dormida y sedada sea la consciencia colectiva de una sociedad, más fácil será gobernarla y pastorearla hacia los fines que el poder en cuestión decida conveniente, por consecuencia, las sociedades más informadas y despiertas son el terror de los dictadores y autócratas.

Esperamos que haya sido en aras de la tranquilidad y la sana formación de la juventud cristiana (y no tanto) que muchas de las normas y reglamentaciones se tornaran incuestionables, por más irrisoria que fuera la base por la cual fueran establecidas como tal, sin embargo, ni siquiera una bien intencionada preservación de nuestro código de conducta salva la gravedad de impedir el diálogo y sobre todo, la reestructuración de un reglamento que desde hace tiempo pide a gritos silenciosos un chequeo, pero lo más importante todavía, una actitud de honestidad y congruencia por parte de aquellos encargados de hacerlo cumplir.

Es inocultable que muchas de las actitudes inapelables del sistema universitario, por lo general se basan en arcaísmos, soberbia y hasta miedo, un miedo a mostrar signos de fragilidad dentro de una estructura supuestamente hermética e infalible; es el miedo a enfrentarse al presente y buscar alternativas educativas y reglamentarias diferentes a las internamente aceptadas y con las cuales nuestros administradores fueron educados, hace ya algunos añitos.

Es normal que en el pensar de un empleado, el sistema de reglas actual es el ideal, pues en su tiempo lo fue y al parecer, funcionó de maravilla, pues ha hecho de ese/a muchacho/a una persona al servicio de la obra del Señor. Desgraciadamente, nuestro sistema educativo no se ha caracterizado por estar a la vanguardia de los cambios de nuestra sociedad y los relevos generacionales que implican un cambio en la mentalidad del individuo, al punto de satanizar a las nuevas perspectivas.

Se nos ha enseñado a obedecer sin cuestionar, decidir sin replantear y actuar sin objetar, siempre siguiendo la línea que generacionalmente nunca cambia, a pesar de que hay abismales diferencias entre el contexto sociocultural e intelectual de nuestros bisabuelos y el nuestro, sin embargo la línea sigue ahí, esperando por ser recorrida por enésima vez. Y de esta forma seguimos inmersos en un sistema de normas obsoleto y a la vez inamovible, lo cual en pleno Siglo XXI da muestras de un retroceso en la calidad de la formación no sólo de profesionales sino de jóvenes.

Se tiene la idea errónea de que cambiar y buscar alternativas en el sistema, más acordes a la actualidad es ir en contra de los ideales perseguidos por nuestros pioneros en educación, y más aun, en los preceptos dejados por Jesús mismo. Tenemos miedo a enfrentarnos al presente porque toda la vida nos enseñaron a mirar al mundo desde una perspectiva hermética, unilateral y hasta intolerante, y el replantear estos valores se nos hace imposible, ya que nunca nos dijeron como cuestionar nuestras propias políticas y creencias, y tenemos temor de fracasar y caer de la gracia de Dios si damos un "paso en falso", como se le denomina dentro de los prejuicios internos a la creación de medidas alternativas, satanizadas y repelidas a la menor provocación.

Siempre es más cómodo rehusarse al cambio cuando se tiene una perspectiva positiva del camino que transitamos, sin embargo ¿que sucede cuando en el afán de seguir el mismo camino, ignoramos las deficiencias del mismo terminando engañándonos a nosotros mismos? Es por todos sabido que lo desconocido nos da temor y nos provoca actitudes irracionales y extrapoladas cuando somos empujados a enfrentar nuevas experiencias y actitudes que no aceptamos a la primera.

Pero el cambio no es malo si está bien encausado, no se trata de abolir las leyes sino de reformarlas, para bien no sólo del alumnado sino de la burbuja en general, pues un reglamento formado dentro de un marco democrático, donde la voz del estudiante sea escuchada tanto como la de un administrador, forma profesionales más comprometidos con su entorno y empleados más responsables. No olvidemos que no estamos en un feudo, sino en una universidad (sí… una universidad) que pregona una visión emprendedora con pasión para el servicio; no pedimos más que eso, un servicio honesto y congruente, no una dictadura bananera.

(Fragmento)

Es imposible no percibir esa sensación de altruismo basada en la publicidad desgarradora que nos bombardea cada víspera de diciembre, ya sea mientras pagamos el súper, retiramos dinero de un cajero automático o simplemente nos embobamos con la telenovela de las 9. Y es que el TELETÓN, TELETÓN eres tú, tú tú.

Contemplar los rostros de aquellos niños a los que la desgracia los ha marcado desde el nacimiento sin duda que es doloroso, más todavía cuando nos regalan la más esperanzadora de las sonrisas, mientras millones de individuos sanos se azotan contra el piso por caprichos y nimiedades. Más que conmovedor, es aleccionador.

Es obvio que como seres humanos nuestra respuesta sea como mínimo empática hacia situaciones como las presentadas por las campañas de responsabilidad social, es normal, es natural, y nos alienta a aportar nuestro granito de arena para el bien de la sociedad, el cual debe ser aportado monetariamente y sin recelo al mayor número causas de beneficencia posibles; toda conducta indiferente ante las problemáticas sociales difundidas en los medios sólo podría representar la decadencia de una sociedad enfocada en el cuidado exclusivo del yo ¿o no?

¿Qué tan fuerte es nuestro deseo de ayudar cuando lo contrastamos con las facilidades inmensas que se nos presentan para donar? Todo al alcance de un botón aligera en sobremanera la fuerte responsabilidad de ser buenos ciudadanos, llegando a desvalorizar el verdadero sentido de la solidaridad, cómo si al presionar un botón todas nuestras culpas y sentimientos de compromiso social fueran lavados por arte de magia, porque hemos aportado ya y eso nos vuelve ciudadanos modelos, ¿realmente es así? ¿podemos hacer lo mismo por el niño que parado encima de su compañero de similar edad hace malabares con dos limones mientras el calor del día quema su rostro pintarrajeado?

El niño del semáforo también tiene sufre y malvive cómo los niños que vemos en televisión, pero los medios han priorizado a sus pequeños por encima de los que vemos en las calles y las esquinas, cómo si sólo donando para sus publicitadas causas podremos hacer una diferencia real, verdadera, e incluso se desprestigia a los primeros, alegando mafias infantiles y delincuencia, creando un sentimiento de recelo y desconfianza hacia estos, cómo si necesitaran más marginación.

No pretendo minimizar el sufrimiento de los beneficiados por diversas campañas altruistas, sino tratar de otorgar un mayor equilibrio a un panorama que luce desbalanceado a favor de las todopoderosas campañas mediáticas, las cuales no pueden permitir que sus intereses, crecientes año con año, se vean afectados por la apatía y la situaciones económica cada vez más fregada, para lo cual la manipulación del dolor siempre será un recurso eficiente para llegar a las masas, tocarlas y elevar en ellas el espíritu humano del ¡sí se puede!, espíritu alimentado en la pura emotividad, pasajera, vacía y complaciente, espíritu que se desvanece con el sol del día siguiente (si es que llega hasta entonces).

¿Acaso tenemos que esperar cada año para sentir que aportamos en algo?

¿Qué tan engañosa puede ser nuestra sensación de compromiso social?

¿Nuestra forma de ayudar sólo se reduce a cuestiones monetarias?

¿Cuál es el verdadero significado de ayudar?

¿Sólo los necesitados de la tele merecen nuestra atención?

Tal vez sería bueno hacerse algunas cuestiones al respecto, porque a fin de cuentas, el TELETÓN, TELETÓN eres tú, tú, tú… y hasta yo también.

Los retos

Ejercer el periodismo en un país como en México no es fácil, sino todo lo contrario, se trata de una labor loable y que lejos de practicarse con tranquilidad es una profesión de alto riesgo. Nuestro país se situa en el no muy honroso primer lugar en cuanto a inseguridad para periodistas, lamentable.

¿Retos? muchos e innombrables en su totalidad, pero tomando sólo una muestra del enorme oceano de aguas turbias en el que nuestros periodistas maniobran, podríamos mencionar uno de los principales causantes que es la corrupción, que desgraciadamente ya ha sido tomada como parte de la idiosincrasia del mexicano, lo cual es vergonzoso, los conflictos de interés entre corporaciones, empresas nacionales, extranjeras y el poder político, la ola de violencia generada por el narcotráfico y el crimen organizado, etc. Sin duda que se trata de aguas bastante peligrosas que pueden hacer zozobrar a los periodistas mexicanos, o hacerlos parte de una estructura practicamente inamovible y que se rige en favores, propaganda barata y tergiversación de los hechos en pro de ciertas ideologías o campañas mediáticas.

Sin un respaldo confiable del poder estatal en cuanto a la transparencia en la información y la seguridad en la libre expresión, será imposible que el periodismo se ejerza sin restricciones ni amenazas de ningún tipo, situación utópica en nuestros días, señal inequivoca de los manejos sucios de un gobierno sin credibilidad alguna.

Otra asignatura pendiente es la toma de un compromiso total de periodista respecto a su acción como agente de información y cambio social, misión pervertida por la publicidad y la propaganda que se han vuelto la razón de ser de muchos diarios familiares que velan por sus intereses y los de sus allegados; desgracidamente en México el periodismo no goza de independencia y la información presentada siempre está regida bajo una lista de intereses que no pueden ser transgredidos so pena de perder el empleo, o hasta la vida.

El narcotráfico se ha hecho desde hace un tiempo de los hilos del país, siendo el sostén de gran parte de la economía, especulando que un 70% del dinero que maneja el Estado de forma legal, tiene procedencia ilícita que señala al tráfico de drogas, cifra escandalosa que cimbra en los ideales de periodistas jóvenes que prefieren cambiar de profesión antes que provocar al gigante sin correa que no acepta bromitas de ningún tipo, eliminando a quien le plazca y sin que el mismo gobierno pueda meter las manos en defensa de cada martir.

Amarillismo, tráfico de influencias, manipulación mediática, alienación, falta de credibilidad, pérdida de los principios fundamentales, el periodísmo actual se tambalea entre muchos males que atentan con desmenuzar la labor de llevar la información a las masas, pero en México pareciera que no tenemos salvación, ya que hay problemáticas que ya no dependen del periodista sino de un entorno reacio a dejar trabajar al reportero ¿estaremos acaso condenados?

¿Objetivos?

Javier Darío Restrepo retoma el tema de la objetividad periodística, basado en el memorandum de A.M. Rosenthal para los periodistas de The New York Times, imperando la búsqueda de la objetividad por parte de los miembros del diario, lo más humanamente posible, a lo cual surge por enésima vez ma pregunta ¿es posible lograr la objetividad total en el periodismo?

Númerosos códigos no sólo exhortan, sino exigen la objetividad del reportero a toda costa, sin embargo del otro lado de la moneda, los cazadores de la noticia se saben incapaces de lograrlo y refutan la idea de que es posible ser objetivos, en el sentido estricto de la palabra.

Si bien la existencia de una realidad ineludible existe, el hombre se ve incapacitado para conocerla en su expresión pura, ya que como dijo Heráclito, no podemos bañarnos dos veces en el mismo río, pues sus aguas a cada instante se renuevan, caso aplicable al periodista, el cual toma una porción de los hechos y los interpreta, siempre al margen de otros enfoques por parte de colegas y superiores quienes se encargan de corregir, enriquecer o censurar esta interpretación, dejando cómo resultado no una pieza de realidad, sino una interpretación afectada por muchos factores subjetivos.

Este desenmascaramiento de la obsevación objetiva hace imposible seguir la teoría al momento de practicar el periodismo, o cualquier otra actividad del ser humano. Ni siquiera la impersonalidad pretendida por muchos periodístas es tratada como un aliciente de objetividad, dado que el mismo afán de separar el "yo" de la noticia se transforma en una mera ilusión de realidad pura, dada su pretención en sí.

Antes que buscar la objetividad, el periodista tendría que lograr un compromiso con su profesión, defendiendo un punto de vista y dando opinión, que analiza y concluye. Estos periodistas llevan la ventaja por encima de los que siguen ufanos en conseguir una objetividad que achata, deslinda responsabilidad y no busca ir más allá de la superficie de los hechos.

Una salida al problema la representaría la busqueda de la intencionalidad, urgando en los propósitos y causas de los hechos, buscando una mejor y más profunda interpretación de la realidad para formar una opinión sólida y útil para el público.

Todo esto nos lleva a la búsqueda del equilibrio periodístico entre la imparcialidad y el compromiso para con el bien social, ya que desbalancearce hacia la objetividad o la intencionalidad pervierte al periodista y enceguece a las masas.

El Periodismo Herido

Muy crítica es la visión sobre el periodismo actual que se tiene en el libro El periodismo herido, obra española que no deja títere con cabeza en la señalización de motivos, culpabilidades y consecuencias respecto al cinismo de los grupos mediáticos emblemas de la nación ibérica, en cuanto a su compromiso con el periodismo verdadero.

Muchos son los puntos tocados, los cuales no pierden universalidad a pesar de ser críticas a diarios y corporativos españoles, dado que se trata de fenómenos que podrían ocurrir en cualquier sitio donde el periodismo funge como negocio, o sea en todos lados.

Desde errores de redacción y gramática, provocados por el avance tecnológico y el salteamiento de pasos en el proceso productivo de la noticia, hasta señales inequívocas de manipulación informática, el periodismo actual está lleno de tumores malignos, los cuales no siempre son diagnosticados mientras crecen y crecen, sin una solución aparente.

El enfoque empresarial de los diarios hace que inevitablemente se cree un enfoque de negociación, estabilidad económica y progresivas expansiones, como toda compañía. Estas prioridades rebasan el espíritu periodístico y lo convierten en un producto a merced de las circunstancias, ventajas y amenazas, siempre buscando la conveniencia hacia la empresa propietaria del periodico, noticiero o programa radial. El periodismo ha sido secuestrado por empresarios, quienes buscan la utilidad máxima, la mayor audiencia a costa de llenar páginas con desnudos atrayentes, columnistas pagados para mantener la imagen de la empresa limpia ante el público con sus "opiniones contundentes", estrechar lazos de protección con altos mandatarios enterrados hasta la cabeza en corrupción, pero con las manos alzaditas, bien limpias, textos sensacionalistas, repetitivos y pretenciosos, en fin un sinnumero de malignos tumores, que están matando al periodismo y con el a la posibilidad de alcanzar la libertad a través de la verdad.

¿Hay solución para una profesión que agoniza entre favores políticos y pactos de poder y negocios? Todavía queda la ligera esperanza, apoyada en los diarios que se mantienen al margen de estos delitos periodísticos, pero un papel importante lo tiene la sociedad, la cual a fin de cuentas consume y tiene el derecho a señalar culpables y exigir cambios, pero que en lugar de eso consiente y aprueba la colocación del pañuelo sobre sus ojos.

Enfoques

Dado el caracter ideológico de las emisoras estadounidenses, patriotico, capitalista, a menudo sensacionalista, las noticias que llegan desde el otro extremo del mundo, en el medio oriente suelen tratarse de forma muy peculiar, formando una visión muy identificable del norteamericano, pegando de paso en sus vecinos del sur...

La conversión al cristianismo por parte de una pareja de ex-musulmanes, Mohammed y Amedida, creó una bomba mediática respecto a las represalias que este par de egipcios tendrían que soportar por vivir en una nación islamita hasta el tuétano, caracterizada por su fundamentalismo que llega a rayar en el extremo. Este tipo de situaciones le vienen como anillo al dedo a las televisoras gringas, las cuales tienen todo a su favor al dar a conocer una derrota de corte simbólico, del islam frente al cristianismo occidental, el cual suele llegar a tomar hasta tintes políticos, dado el choque de creencias entre ambas regiones y el interés de una nación por preservar sus ideologías y desprestigiar a "la competencia".

La historia llega a tomar tintes drámaticos y conmovedores al presentar el testimonio de los nuevos conversos, quienes perdonan a sus progenitores por amenazarlos de muerte, siguiendo el ejemplo de Cristo, lo cual ayudado con un montaje y música aderezados para lograr una nota pegadora, nos estremece y hace maldecir en nuestros adentros a la religión con más adeptos en el globo, siendo incapaces de comprender semejantes mentalidades llenas de intolerancia y extremismo en pleno siglo XXI.

No trato de reducir el dramatismo de la situación que afronta Mohammed, la cual más que delicada y por lo cual su actitud pacifista es más que loable, pero representa el lente con el cual vemos al mundo y concebimos la realidad, el cual comparado con el de los medios en Egipto, los cuales tal vez tomarían esta misma nota como un acto de traición hacia la patria y los más altos valores, es muy contrastante.

El acontecimiento

R E P O R T E D E L E C T U R A

La construcción de la noticia varía de acuerdo a la región y esto se debe a diversos factores como cultura, ideologías, costumbres, tradiciones etc. El acontecimiento es un suceso que ocurre en un espacio y tiempo concreto, caracterizado por ser accidental, singular y difícil de prever, convertidas en noticia por el contexto en el que se encuentre.

Los acontecimientos se dividen en previsibles e imprevisibles, y dado que algunos importan más que otros, se clasifican a su vez en sus niveles de afección:

  • Directamente a la vida de las personas.
  • Plano emocional o ideológico, sin incidir en la vida personal de la persona.
  • Los que no nos afectan por estar fuera de nuestro contexto cultural y/o geográfico.
  • Los que provocan indiferencia.
Un tópico sostiene que los medios constituyen la realidad, o la destruyen. Creer en la hipótesis del periodismo como destructor de lo real obliga a una premisa, creer en lo real. Fragmentar la realidad en trozos pequeños no desmiente la existencia de una verdad objetiva. Este proceso de destrucción periodística se puede sintetizar en la magnitud y potencialización del acontecimiento, destruyendo los hechos.

Una condición esencial para la implantación del acontecimiento es que sea barato para el establishment, pero hay otro sector muy involucrado en la destrucción de los hechos, como lo señala Furio Colombo al decir que "aflora cada vez con mayor frecuencia una referencia a 'lo que la gente pide', 'lo que la gente quiere' una referencia que jamás ayudó al sistema de comunicaciones. El periodismo está en su mejor momento cuando es un asesor independiente del público, no cuando se inclina hacia sus humores".

La crisis de periodismo, de cualquier forma, es perfectamente constatable, y tal vez una de sus raíces más profundas afecte a esta dialéctica entre hecho y acontecimiento, entre razón y seducción, y solo a través del mismo periodísmo se podrá salir de ella, porque el problema principal de la cada vez más anunciada muerte del periodismo es que alguién habrá que contarla con detalle el día siguiente.

Dientes

Dentro de una atmósfera surrealista, llena de luminosa oscuridad y tonos sepia, fueron cayendo uno a uno los dientes de mi boca. Lo que comenzó como un suceso gracioso y con destellos de nostalgia, se convirtió en una inquietante lluvia de molares, colmillos y demás granos de esmalte, cediendo ante el más suave de los movimientos de mi mandíbula, cual hojas que se lleva el otoño, depositándose en mi boca, mientras mi lengua los recorría curiosa desde la raíz hasta el agujero entre los relieves superiores que en otros tiempos desmenuzaron carne y quién sabe que más.

¿Reminiscencias de un futuro inevitable? ¿bofetadas metafóricas? ¿más dosis de ironía hacia mis incisivos? ¿simple travesura mental? Nunca supe por qué se me cayeron los dientes, pero la verdad es que no me importa mucho, hasta confieso que he disfrutado la sensación que produjeron en mi lengua cuando los contuve por unos momentos, jugando con ellos cómo lo hice con el primer diente lácteo caído a causa de aquel polvorón, hace ya algunos años.

No recuerdo bien que hice con mis dientes, tal vez me tragué algunos, después de todo era mi dentadura completa, contenida en mis fauces; creo que tomé unos con mi mano chueca y los examine con la mirada fija, casi hipnotizada. Torcidos, chistosos, un poco picados, amarillentos, quebrados, esos eran mis dientes. Dicen que hasta el pelo más endeble de nuestra nuca delata una parte de nuestro caracter, creo que exageran, pero los dientes... tal vez haya algo en ellos que no conozca, no lo se de cierto, pero igual los miro fijamente, sin saber realmente por qué...

Había una vez un presidente de la nación más poderosa del mundo, quien gustoso de acumular poder y más poder (siendo ya el hombre más poderoso del mundo), manipuló las acciones de sus agencias de inteligencia e investigación con tal de extender al máximo su momento de éxtasis gubernamental.

Dos periodistas de un diario citadino tumbaron su mandato, enviándolo a la caldera del ardor popular.

El film de Alan Paluka plasma los hechos con un pulso narrativo sin prisas pero sin pausas, desde las oficinas de redacción del Washington Post hasta lúgubres estacionamientos subterraneos de la capital estadounidense, mientras los reporteros Carl Bernstein (Dustin Hoffman) y Bob Woodward (Robert Redford) descubren una verdad más crucial de lo que ellos mismos se hubieran imaginado, en torno al allanamiento al edificio Watergate, sede del comité nacional demócrata, por un grupo de republicanos, verdad que repercutaría en última instancia en el rodar de la cabeza del entonces presidente reelecto Richard Nixon.

Las repercuciones de Watergate lo convierten en el mayor escándalo político en la historia de Estados Unidos y refrenda el papel del periodismo como artífice de cambio social y constructor de la realidad.

Tanto Bernstein como Woodward están obsesionados con la historia y en lugar de desistir frente a los múltiples obstáculos y peligros que supone investigar al gobierno, se obsesionan con el asunto, sin saber cual será el descenlace del mismo. Se trata sin duda de una muestra de espíritu periodístico que nos deja varias preguntar respecto al proceder de un reportero por cumplir su trabajo.

Trabajando juntos, Bernstein de colmillo largo y retorcido, apuesta por todos los medios disponibles por antiéticos y manipuladores que puedan ser, con tal de llegar a las respuestas, mientras que un relativamente nuevo en el negocio Wooward, se maneja decentemente y con límites bien establecidos respecto a la obtención de la verdad. Ambos representan dos polos de la investigación y si bien ambos llegan a los mismos resultados, se presenta el dilema sobre el fin como justificante de los medios. Es probable que sin utilizar métodos antiéticos, los reporteros del Washington Post no hubieran llegado hasta la figura del presidente y la historia no se hubiera escrito como lo está ahora, pero a nadie le importa eso en realidad... comparado con la magnitud del boicot hacia los demócratas por parte de Nixon, las formas de llegar a la verdad no significan nada, ¿justifica el fin los medios usados?

Cuando nos encontramos con asuntos delicados que podrían tener repercusiones inmensas e inusitadas ¿es deber del periodista publicarlos? me pregunto si en algún momento durante su investigación, Bob y Carl llegarón a preguntarse sobre las consecuencias de la causa por la cual lucharon hasta el final y si serían capaces de llevar ese peso. No sólo ellos ganaron sino todo un país que necesitaba saber lo que su gobierno maniobraba tras bambalinas, pero ¿que pasa cuando nuestra apuesta es fallida y tenemos que cargar con esa responsabilidad?

Lo que por muchos románticos no es más que amor por la profesión, para otros es una locura descabellada, el arriesgar la propia vida por la meta a alcanzar se convierte en un dilema cada vez más frecuente dentro del medio periodístico, especialmente cuando se investigan asuntos de corte político que seguramente incomodarán a personajes poderosos del exclusivo círculo de poder, personajes que juegan a ser Dios mientras mueven sus manos y dictan el futuro la vida de un periodista que ha llegado "demasiado lejos", ¿en que punto la perseverancia se transtorna hasta la obsesión? ¿acaso verlo desde otro punto de vista significa apatía y falta de convicción en nuestras creencias? ¿la verdad siempre tiene que salir a la luz? ¿son del todo positivas las repercuciones que pueda tener un reportaje delicado?, la línea divisoria se torna difusa e imperceptible y no existen respuestas concluyentes, y no las habrá hasta que nos lleguemos a encontrar en una encrucijada que nos exiga una decisión. Dos reporteros de un diario de Washington apostaron y cambiaron la historia.

Administradores

No me gusta el pensamiento de los profesores importados de FCA, no es que menosprecie o desaproveche su trabajo, el cual suele ser bueno, sin embargo son tan dispares sus razonamientos a los míos que no puedo dejar de notarlo.

Macario

Dicen que Macario no es feliz, que comiendo con los cerdos no puede tener más que una existencia miserable. Dicen que su aparente felicidad se basa en el pequeño círculo donde se ha criado, siendo este su única referencia de lo que la vida pueda llegar a darle, una visión miope de la existencia es la suya.

Dicen que Macario es un pobre idiota sin un fin en la vida, más que el de alimentar sus deseos de cariño y porque no, de satisfacción sexual, al lado de esa promiscua de Felipa, que se ha aprovechado de la inocencia del puberto para llenar un vacío que cualquier persona en su juicio se negaría a rellenar.

Él no tiene la culpa de haber nacido en el seno de una sociedad hermética, fanática y prejuiciosa, típica de cualquier comunidad rural en el país, catoliquísima, atrasada, incivilizada, donde las calles de tierra todavía sirven de pasillo para las almas que van penando por las noches, rodeando las esquinas de adobe, buscando mocosos mal portados para llevárselos derechito, como dicen, al infierno.

Quieren que Macario salga, que sepa que el mundo es algo más que leche y sapos, que la felicidad no se esconde en el regazo de Felipa ni en las flores del obelisco, sino en la adquisición de conocimiento y títulos educativos, la satisfacción de ganar dinero y el placer de saborear los distintos olores que la mujer puede obsequiar.

Deberíamos llevárnoslo a la ciudad, para que conozca y sepa que el mundo es mucho más grande, que la sociedad te adopta y te da el privilegio de portar un rol, que el mundo gira en torno a ese hermoso papel que es el dinero, que hay que ser despiadado de vez en cuando para poder sentir satisfacción en lo que haces, que la compasión y la humildad son valores prescindibles, que la sumisión es para los perros, que el respeto no es gratuito, pero hay formas de ganárselo, que las flores del obelisco no se comparan con la exquisitez de un buen filete, etc. Esa es la vida que si interesa vivir y no aquella pútrida existencia en el campo, rodeado de gente inculta, animales sucios y plantas sin gracia. Pobre Macario…


Es indudable la marcada presencia de los medios de comunicación en nuestro país y no sólo en el. Todo estado está fuertemente influenciado por el mass media dominante, el cual se erige como el forjador de miedos, deseos, ideologías, actitudes y valores de la región a su merced, o sea, la más amplia posible. Y me refiero al medio dominante obviando la presencia de otros canales de comunicación, ya sea alternativos o con la tendencia del más fuerte.

Como sabemos, la gran mayoría de "opciones" mediáticas convergen en contados gigantes corporativos, los cuales transmiten una ideología muy marcada y homogeneizante sobre la sociedad en general; todos estamos expuestos a su contenido, sea regular, malo o pésimo, en la sociedad de la información es imposible estar al margen de los mass media.

Es obvio que como toda empresa en competencia o monopolizante, es indispensable para los corporativos mediáticos estar siempre en las preferencias del espectador, haiga sido como haiga sido, esto implica: generar niveles de audiencia elevados, sacarle el mayor jugo a los sponsors, conservar una buena relación con los círculos empresariales y de poder (gobierno), entre otras monadas.

Es obvia la relación íntima entre medios de comunicación y grupos políticos, principalmente con el sector al poder (FECAL y compañía). Cierto, se trata de una relación tormentosa y apasionada pero a fin de cuentas es un lazo inquebrantable y que es vital tanto para el gobierno (buena imagen del sexenio ante la sociedad) y los mass media (permanencia de privilegios y una parte considerable del suculento pastel político). Por alguna razón será que Televisa suele lamerle sutilmente, otras veces descaradamente los zapatos al presidente, mientras que las legislaciones siguen impidiendo la creación de una tercera televisora en el país.

Los medios de comunicación no son nada sin dinero que sustente la transmisión de mensajes, desde programas de televisión hasta correos spam, los medios subsisten con dinero. ¿Entonces cómo le hacemos para mantenernos en el gusto de las masas y con esto en el gusto de los anunciantes? La televisión (principalmente), radio y hasta la prensa transmiten contenidos e ideologías que tienen que lucir atrayentes al público. ¿Qué es lo que vende? Sexo, comida, entretenimiento barato y mayormente soez y/o corriente, el miedo, la incertidumbre, etc, etc. Todo lo vendible suele ser explotado para que tu y yo nos sintamos irresistiblemente atraídos hacia los medios y consumamos, consumamos y consumamos tanta información que a simple vista es tan variada, pero que al gusto sabe a lo mismo, información homogenea y superficial que en lugar de cultivar, enajena y aturde hasta el cansancio, o peor, la hipnosis.

Consumismo es igual a dinero, no para mi o para ti, sino para los corporativos que crecen y crecen y crecen... y vaya que no piensan en dejar de crecer, pero que le vamos a hacer, siendo el hombre presa fácil de la ambición y la avaricia por naturaleza.

Por contraparte, todo lo crítico, feo, antisistémico, crudo, revelador e incómodo se torna fácilmente desdeñable desde el punto de vista ideológico, pero más comercial; ¡esta chicha no vende! ¡no, ni a palos! y para colmo revelar esta información me pone en bronca con uno de mis patrocinadores y con su hermano, el influyente senador; no deja de ser la verdad, pero retoricamente puede ser tan moldeable para sonar agradable y auditivamente sana para nuestros inocentes y cándidos oídos, o simplemente desechada y escondida de la opinión pública. Así se trabaja en los medios masivos, pregúntenle a Carmen Aristegui...

Cómo mencionaba Olallo Rubio, a los círculos de poder no les interesa censurar temas banales y contenidos vulgares y inmorales, sino aquellos mensajes que puedan representar una amenaza para la la estabilidad del poder y la tranquilidad del rebaño apacible, o sea un atentado contra los privilegios de la alta sociedad que suele moverse en aguas muy turbias. Necesitan tener las conciencias dormidas y contentas con la basura que se les proporciona día a día y lo logran de una manera formidable (en algo tenían que ser buenos).

Las dosis de información valiosa y diversidad de opiniones se ve aplastada monstruosamente por el torrente de mensajes alienantes y contradictorios, dignos de cualquier revista mañanera, programa de espectáculos y supuestos análisis noticiosos, quedando relegadas a condiciones incómodas o sin salir a la luz.

Los hilos del país suelen ser llevados de forma oculta por los medios, capaces de destruir ídolos, elevar peleles y retorcer realidades, todo en aras de manternese en el gusto del público, en una posición tan cómoda que por nada del mundo piensan bajarse del trono, y pelearán con uñas y dientes por sujetarnos al televisor, amarrarnos a la radio y seguir bombardeándonos con basura de multicolores y sabor a caca de puerco. Es humano, es natural.

Magistralmente lo remarca el monero Hernández en su parodia gráfica de aquel nefasto anuncio motivacional de Televisa sobre el miedo a la crisis, plagado de estrellas de la talla de Gloria Trevi y Ernesto Laguardia (como siempre... expertos en la materia): MIEDO ES EL QUE LE VA A DAR A TELEVISA EL DÍA QUE TE DECIDAS POR FIN A APAGAR LA TELE...

A Empujones

Disculpad la intencional fofés al redactar este prescindible texto, producto de mi intencional fofés al tratar de cavilar por requisito académico, una enésima vez este tema que con el paso de las discusiones y el gasto de la lengua, se me ha tornado inevitablemente fofo: la realidad en los medios de comunicación, así que ahi les va una sarta aleatoria de ideas viejas respecto a la realidad y su presentación a través de los medios de comunicación:

No existe la objetividad, no hay vuelta de hoja, tan objetivo como eso (...). El fundamento básico para defender la idea es el mismo debate entre la posible existencia o no de objetividad.

Dado que no existe la objetividad, entonces los medios de comunicación no pueden presentar una visión objetiva del mundo pues una serie de factores (contexto, ideologías, intenciones, retórica) modelan los hechos; esto es inevitable por obvias razones: no somos robots, somos personas, pensamos (o aparentamos), captamos información y la transmitidos dentro de nuestra propia percepción. No puede hacer intercambio de información sin subjetividad.

Entonces, ¿que fregados es la realidad? ¿no hay forma de conceptualizarla de forma unitaria y universal? Pues si cada cabeza es un mundo, entonces cada mente es una realidad, entonces ¿no existe la realidad como tal, única e ineludible? Habría que ver si un concepto anula al otro; ¿la realidad subjetiva anula a la realidad objetiva? Si y no. Retomando el tema de la subjetividad sabemos que todo depende del cristal con que se mira, que cada uno tiene una visión muy propia de lo captado por sus sentidos, sin embargo esto no quiere decir que no exista una realidad definida como tal y por lo tanto incluyente a todo ser humano, bacilo de Koch e insecto rastrero.

¿O sea que hay una realidad dentro de la realidad misma? ¿no se anulan entonces? ¿y porque sigo despierto si esto lo debi escribir hacer días? ¿y porque no puedo dejar de comer nanas? ¿dejará algún día el América la mediocridad?

Creo que estamos exagerando los encantos del mito objetivo, alguien por ahí aun siente que puede poseer el poder de ver las cosas tal como son, hacer que la gente las vea como él quiere que las vea y bautizar el peculiar fenómeno como objetividad.

Repito, no hay objetividad en los medios, pero creo que eso ya nos quedó lo suficientemente claro, por lo cual leer este parrafo fue un desperdicio de tiempo.

No se me ocurre algo más que anexar al texto para engrosarlo y hacerlo lucir como un ensayo respetable, así que sólo diré que la realidad es eso, y esto sólo aplica para mi porque, ¿a quien quiero engañar? no soy objetivo, nadie lo es.

Bueno así fue esta serie de retazos desafortunados, vírgenes, libres de las garras de la ortografía y presentados cual fueron paridos por el pensamiento, perseguido de lejitos por los siempre lentos dedos. Fue una experiencia liberadora, lo admito. ¿Por qué no intentarlo de nuevo?

No, aun no acabo, se me iba la idea: los medios y sus intenciones, tema por demás fofo y falto de interés, precisamente por el hecho de que los medios queremos que eso pensemos; bueno no, ellos prefieren que no pensemos. Cada vez creo con mayor vehemencia (ay que clavado...) en el poder del dinero y el poder mismo como hilos conductores de una realidad capitalizada en beneficio de los sectores de elite de la sociedad. Es una desgracia que verdaderas opciones de conocimiento y entretenimiento sesudo sean opacadas por los grandes consorcios mediáticos, con al 95% de la población a sus pies, dormida y absorta ante el espectáculo de luces y colores, mientras que con su audiencia sigue sosteniendo muy en alto los privilegios de los que menos necesitan y más tienen.

Es la realidad de los medios, vacía, fantasiosa, engañosa, venenosa, turbia. He vuelto a repetir el mismo discurso vez tras vez, pero ni hablar, tareas son tareas, sólo espero no llegar a sentir fofés al respecto, porque cuando suceda, me cambio a Medicina...

No recuerdo mucho de lo que escribí hace parrafos... ¿habré soltado alguna leperada?

Por cierto, que bien se siente mandar muy lejos a la ortografía y la sintaxis, fue algo como repito, liberador.

Medicina...???!!! En que diablos estaba pensando.

Un momento ¿de qué estaba hablando?

3... 2... 1...

Ha comenzado. Míralo sucumbir, clamando misericordia. Sabe que entre más sonora sea su muerte, más cerca estará de una expiación que no necesita, que no merece. Se retuerce entre bocanadas de humo y lenguetazos de un fuego alimentado por la nostalgia, la furia, la impotencia, los deseos reprimidos y la desesperación por ser.

¿Por qué grita aquel niño, al borde del éxtasis? ¿acaso la explosión del viejo le provoca la euforia más catártica? ¿o tal vez sólo canaliza "sanamente" sus impulsos violentos? Sus ojos están llenos de adrenalina, sus piernas de energía y sus manos de piedras, las cuales una a una, arroja con enjundia infantil sobre el cuerpo del destrozado viejo, innerte, indefenso, inocente. Bienvenido 2009, este año será mejor, todos lo son. La celebración del niño se extiende a sus padres, amigos, vecinos e invitados incómodos, que observan como el 2008 sucumbe en medio de la calle, ante la fuerza de la pólvora.

Es medianoche y un efímero rocío amaina su dolor, pero lo hecho, hecho está, y mientras continua penando por el sudor de aquellos que por días lo armaron y rellenaron, el tumulto alrededor libera sus frustraciones, esperanzas, sueños y desengaños frente a ti, en forma de frenéticos aplausos y gritos eufóricos. Toman revancha a su manera.

Óyelo gritar, aun moribundo se atreve a herir mis oídos y hacer sonar las alarmas de los automóviles alrededor, obligándome a esconderme detras de uno; aun muerto me provoca cierto temor. Es el 2008 que se despide entre fuego, cenizas y un humo quasimístico, que asume su papel de aura renovadora. Tiempo, perdóname, he sido un ingrato, -¿y quien no?- contigo y ahora tengo que liberarme del peso que me impones quemando un muñeco de trapos y cartón, relleno de cohetes y demás explosivos, míralo sucumbir. Pero este año será mejor, todos lo son.

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