Blogger Template by Blogcrowds.

Navegando de mañana, quitándome las lagañas todavía, di con la crítica que José Arce publicó en LaButaca.net respecto a la nueva entrega de la saga Transformers, estrenada -relativamente- hace poco. Frente al aluvión de comentarios respecto al texto de Arce, caí en la tentación de anexar el mío, aunque no acostumbro a dejar mi opinión en cada artículo o subproducto que me encuentre en la red, para después recordar que tengo un blog que pasa hambre desde hace meses, así que con tal de poner "algo" usé el celebre copy-paste.


En síntesis, un dardo más a la capacidad de directores como Michael Bay o Roland Emmerich para, simplemente hacer cine, como a nosotros como consumidores.

Desgraciadamente hoy en día valen más los efectos especiales que la trama, los cuerpazos en pantalla que un guión sublime. El cine de entretenimiento ha sido tan malo durante los últimos tiempos que ya se nos olvidó que también se puede hacer buen cine de acción, no como las pifias de Michael Bay, sinceramente un insulto a las inteligencias que van a ver la pantalla, pagando por ver cine “sin pretenciones” que en realidad son tomadas de pelo producto de la inoperancia de los realizadores por ofertar un buen producto, entretenido, apasionante, impresionante y disfrutable.

Ahi están Christopher Nolan (Memento, The Dark Knight) y David Fincher (Se7en, Fight Club) por ejemplo, que si bien no son en exceso brillantes tienen oficio y CEREBRO para crear obras altamente disfrutables, sin tener que recurrir al desconecte de neuronas.

No se trata solamente de divertirse sino de ser respetado como espectador. Presenciando una pelicula de Bay uno necesita liberarse de prejuicios y criterios, cuando el obligado a divertirte no es uno mismo sino el que te presente la película.

Es tan lamentable la situación con los blockbusters, que los productos chafas con el tiempo se han tornado “aceptables” o “divertidos”, no porque en realidad lo sean sino porque no se ha visto algo superior que devuelva las reglas de criterio a donde deben estar.

Más nos vale que nos apliquemos como espectadores, porque seguir abarrotando las salas por películas intrascendentes, infladas de marketing y vacías de espíritu, sólo fomenta el problema, ¿eso es lo que queremos? ¿qué nos repartan chupones al entrar a la sala? ¿qué nos argumenten que es pura diversión? ¿desde cuando la diversión es sinónimo de estupidez? ¿o es que nos da flojera hacernos valer como cinespectadores?

Diablos, dando una segunda leída me doy cuenta que debí hacer correcciones antes de publicarlo, me tendré que quedar con esta versión.

Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio