Que si la UM nos hace, que si nosotros hacemos a la UM; nada hace a nada y a la vez todo hace a todo. La más sencilla de las explicaciones sería que ambos elementos se fusionan para crear –en el mejor de los casos- una simbiosis que nos forma tanto a nosotros los alumnos como a la universidad, nuestra Alma Máter, pero ¿qué sentido tiene esta cuestión? ¿acaso no es más de uno de los millones de ejemplos de procesos conjuntos en los que nuestra relación con otra persona, institución, mascota, símbolo, etc. nos va marcando de a poco mientras pasamos los días en la tierra? no es nada especial.
Dejémonos un poco de definiciones y concentrémonos en la implicación de nuestras interrogantes, ¿es que acaso nuestra estancia en este sitio nos ha hecho perder la dimensión real de las cosas? La UM seguiría funcionando igual estemos o no, nos vayamos o nos quedemos, cada uno cumple un rol en el engrane de la burbuja y para bien y para mal, la longevidad de este sistema es lo suficientemente extensa para que pasemos desapercibidos . Aunque no estuviésemos en este lugar, tendríamos que madurar progresivamente de alguna forma, todo tiene su tiempo y lugar… ahora bien, ya estando aquí y siendo marcados de forma inevitable, el decorado del qué importa menos que la puesta en práctica del concepto; la pregunta aquí es ¿cuál es nuestra postura frente al fenómeno?
Todo hace a todo, nada hace a nada.
1 Comment:
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Que te marque la UM es inevitable, pero cuánto y hasta dónde creo es lo importante. Como siempre lo dije, amar al Big Brother es inevitable y enfermizo.