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S.O.S. Nana

Erase que se era un inquieto mocoso de tendencias siniestras, de cuyo nombre no quiero acordarme, que ávido de navegar por el intrincado universo de la blogósfera, decidióse a tomar el timón de una humilde falúa, y deseoso de explorar en mares de conocimiento desconocido y con ello explorarse a sí mismo, partió, sin una búsqueda específica ni fecha de retorno.

No pasó mucho tiempo cuando topose con un elegante bergantín, a leguas experimentado, capitaneado por una damisela de nombre Nana, una confeccionista de letras, la cual al ver el deslucido estado de aquella falúa, pero interesada en su extraño cargamento, decidió ofrecerse a mejorar la imagen de aquel feo y tétrico bote. A pesar del interés inmediato mostrado por el muchacho, pronto perdió la motivación, creyendo que si su cargamento podría ser valioso, su presentación no importaría demasiado; así pues continuó con su travesía, dejando para después las sugerencias de aquella confeccionista, no sin antes arrebatarle un poco de sus deliciosos bocaditos, que los mortales suelen llamar "empananas".

Conforme fue recorriendo la blogósfera, aquel mocoso fue dando con bellas embarcaciones, unas más imponentes, otras más retocadas; galeones, carabelas, naos y galeras, todas con atrayentes formas, colores y cargamento apreciable. Poco a poco se fue abriendo un pequeño espacio dentro de ese inmenso universo, sin embargo su pequeña falúa no era nada atractiva y eso provocaba que algunas embarcaciones prefirieran pasar de largo, sin ver su cargamento. El jóven cayó en la cuenta que entre más atractiva fuera su embarcación más probable sería que los navegantes lo buscaran y explorasen en su contenido; recordó los consejos de aquella confeccionista y decidió introducirse en el arte de lo que alguna vez ella llamó plantillas.

Sabía donde buscar, así que fue al mercado correspondiente, en busca de plantillas, las cuales encontró en abundancia: vistosas, coloridas, sobrias, extravagantes, todas con un sello particular. Seleccionó algunas de su agrado, llevóselas, sacolas de su empaque y se dispuso a embellecer su falúa; no obtante, tardó muy poco en tener problemas, dada su inexperiencia, y lo que el creyó sería un proceso sencillo se tornó en una sucesión de frustraciones, al no poder aplicar cuanta plantilla él intentara.

Triste por la pobreza de sus intervenciones, prefirió guardar sus preciados paquetes y se apresuró a buscar a aquella confeccionista que tiempo atrás le extendió la mano, esperando en la posibilidad de que por medio de este relato su grito de auxilio pueda llegar hasta aquel bergantín.

2 Comments:

  1. Anónimo said...
    GENIAL!! TE PASAS DE ROLLERO!! jajaja pero sería feliz en extremo si pudiera hacer este tipo de platillos extravagantes con mis letras. Entre más escribo más me doy cuenta de mi ignorancia, de mi falta de léxico, por eso gusto de leer los escritos que expertos creadores lanzan a la mar en sus falúas... jajaja... genial. OBVIO QUE SI!! es más... mañana lleva tu lap, y saliendo de la asamblea (o en la asamblea misma =S) te digo como. Un abrazo, Iver. ME ENCANTÓ... eres genial. ChauU!!
    Zaraí said...
    ya nana ayudalo pleasse, por el bienestar de la comunidad blogera y el amor del Iver.
    Iver quiero felicitarte por tan buen rollo, léxico, letras o lo que sea, te exhorto a ke continues. un beso

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